viernes, 7 de agosto de 2015

Ishq. El color de las granadas, Juan Andrés Moya Montañez

Vuelvo después de unas semanas de descanso del blog, que no de lecturas. Y me temo que no será para retomar el ritmo ya que este verano se me está haciendo un poco difícil encontrar el tiempo y las ganas necesarias para escribir una reseña. A un estío demasiado caluroso para lo que suele ser habitual por estas tierras norteñas se le une el que por fin tengo un trabajo estable y que el escaso tiempo libre lo dedique a mis peques. Ya volverá septiembre y con él las rutinas escolares. Espero entonces poder dedicarme de nuevo al blog.
Por el momento robo un poquito de tarde a los niños para traeros una lectura que me había comprometido a reseñar: ISHQ: El color de las granadas, de Juan Andrés Moya Montañez.
En el momento en que acepté no tenía ninguna referencia salvo de la conocer a su autor a través del portal de opinión Ciao donde escribe unas opiniones magníficas. Tras su lectura debo reconocer que ha sido una novela que me impresionó desde el prólogo ya que me esperaba otra cosa, quizás algo más sencillo, más ingenuo, de un autor desconocido y no la poética y culta prosa que encontramos desde la primera a la última hoja.





Sinopsis:

¿Qué lleva al heredero de un imperio a renunciar a todo cuanto posee, a la enormidad de su linaje, a su propia magnificencia? ¿Qué podría ser más importante que un reino indestructible? Quizá la más leve y vulnerable de las criaturas.

Cuando el hombre más poderoso del mundo, aquel que podría disponer de toda mujer, desea
a la única que le está vetada, comprende que sus riquezas son sólo polvo, que su trono no es más que barro; que es tan pobre como el más ruin de los miserables.

Porque lo que no han logrado destruir ejércitos infinitos ni héroes sobrehumanos puede
quebrarse bajo la mirada de una esclava. Porque no hay rey ni fortaleza ni armadura que someta el amor de una mujer.


Mi lectura:

Nuruddin es el heredero del imperio mongol, el hijo del emperador, pronto a sucederle. Por ello su madre, la reina Mariam, quiere que escoja una esposa que le acompañe en el trono. Pero Nuruddin está más preocupado por la poesía que por el gobierno del imperio y rehúye sus obligaciones. Ninguna de las jóvenes que su madre le presenta es de su agrado, hasta que el destino hace que se cruce en su camino, más concretamente en su baño, la esclava Anarkali. Desde ese mismo momento no habrá descanso para ninguno de los dos, siempre uno presente en el pensamiento del otro, en un amor imposible que pondrá en riesgo sus propias vidas y el futuro del reino.

"Si uno de entre esos miles de hombres a los que dirigiría como portavoz lo viera en aquel instante tan roto, tan pequeño ¿no se burlaría de él? Si aquel al que llamaba padre, a quien no le faltaron las fuerzas para degollar a tantos como debió en honor de su linaje, lo encontrase de aquel modo, quebrado por una fantasía, hipando por una mujer que ni siquiera merecía ser considerada como tal, escoria, una repugnante esclava, ¿no lo declararía indigno de su imperio? La sangre de sus antepasados, de Babur y de Humayun, orgullosos, altaneros, soberbios, no parecía correrle por las venas. Su actitud habría agraviado al  mismísimo Gengis Kan, de quien procedía su progenie."

"Sostuvo entre las manos el rostro de su hijo y lo halló azorado, lúgubre y mustio.
- Nos debemos al imperio, baita. Se nos ha concedido el honor de vivir para él, de decidir por él, de ser su extensión misma. Y, a cambio, somos los prisioneros de nuestros privilegios. Al campesino le está prohibido el descanso; al esclavo, vetada la libertad. A nosotros se nos impide escoger con el corazón y debemos siempre hacerlo con la razón. [...]... no olvides que los días de tu padre son limitados y cuando asciendas al trono, el pueblo exigirá una reina a tu lado. Y jamás debes desobedecer al pueblo."

Como decía al principio me sorprendió la novela desde el primer momento. No por la temática, un amor imposible entre desiguales, sino por su prosa, por la poesía que destila cada párrafo, por el tratamiento del tema y los personajes y por que el autor fuese un hombre. Normalmente estos argumentos son desarrollados por autoras. Seximos aparte me he encantado el enfoque que Juan Andrés le da a la novela.

La obra está dividida en capítulos cortos lo que le da cierto ritmo. Y digo cierto porque si algo tuve claro desde el principio es que El color de las granadas ha de leerse con tiempo, despacio, disfrutando de cada párrafo, de cada frase, de cada comparación o metáfora para poder absorber en su totalidad la poesía y el amor que el autor ha puesto en ella.
Y aquí radica el gran riesgo de la novela desde un punto de vista comercial ya que si bien es su punto fuerte también es su handicap porque, no nos engañemos, en la sociedad actual donde todo tiene que ser rápido y directo, conciso y fácil, queda cada vez menos hueco para disfrutar de una lectura pausada.
Las editoriales nos bombardean con superventas clónicos, historias masticadas y predecibles, de lectura facilona y que no suponga ningún esfuerzo para el lector. El común de los lectores queremos novelas que nos entretengan de camino al trabajo, que nos alegren una vida estresante o nos duerman por la noche pero que no nos hagan estrujar la neurona ni, dios nos libre, acudir al diccionario.

Desde aquí felicito a Juan Andrés Moya Montañez por su pluma, por su valor en esta obra y le deseo suerte en este difícil mundo editorial.

El único pero que le pongo es la maquetación en la versión epub que yo tengo. Salvando este fallo, que al principio me incomodó la lectura pero al que me acabé acostumbrando, recomiendo la novela.


Ficha técnica:

Formato: Versión Kindle
Tamaño del archivo: 828 KB
Longitud de impresión: 256
Vendido por: Amazon Media EU S.à r.l.
Idioma: Español
ASIN: B00U9OB7L8
Precio: 3,95 €